[Descarga] Libros: Saga de Caballo de Troya (J. J. Benitez)

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Los soldados de la fortaleza Antonia continuaban allí desmayados, como mudos testigos de la más sensacional noticia; la resurrección del Hijo del Hombre. 

Y a las 07.02 horas de aquel domingo <<de gloria>> 9 de abril del año 30 de nuestra Era, el modulo despegó con el sol. Y al elevarnos hacia el futuro, una parte de mi corazón quedo para siempre en aquel tiempo y en aquel hombre a quien llaman Jesús de Nazaret.


Incomprensiblemente para mí, los documentos del mayor finalizan aquí. Y como podrá apreciar el lector, de forma brusca. Como si algo o alguien le hubiera impedido su continuación. Al final de esa última y patética súplica- "¡Dios de los cielos, dame fuerzas para proseguir mi relato!".


Y Natanael, tomando la iniciativa, se puso en cabeza de la expedición, adentrándose en la llanura que nos separaba de Hamám. Inspiré con fuerza y, dirigiendo una última mirada al lejano promontorio en el que esperaba mi hermano, me situé inmediatamente detrás de Juan, cerrando la escueta comitiva. Una nueva y excitante aventura acababa de empezar. 

¿Qué sorpresas me deparaba el Destino en Nazaret? ¿Tendría ocasión de verificar los más destacados sucesos de la infancia y juventud del Hijo del Hombre? ¿Vivirían aún sus viejos maestros, amigos y convecinos?



Y dejando caer la lucerna, David se precipitó hacia los peldaños. Y en la más terrible de las oscuridades le escuché gritar algo que me heló la sangre en las venas:

-¡Enterrados!... ¡Enterrados vivos!

Y como un loco, tropezando con los escalones, intenté ganar la salida. Mis manos, como las del aterrorizado sirviente, sólo encontraron una áspera y fría piedra. El saduceo había hecho rodar la pesada muela. Y una siniestra carcajada retumbó al otro lado de la roca.

Sí, era la señal. Ni me fijé en los "dorados" cascos de Poseidón -la última travesura de Juan Marcos-, ni reparé en la perentoria necesidad de canjear el ópalo blanco por dinero. 

Mi única obsesión era galopar. Alcanzar el Ravid. 

Y al verme, Eliseo lo supo. 

Había llegado el momento de la gran aventura: ¡El tercer salto en el tiempo!

El Maestro nos esperaba, su amor nos cubriría.

Y llegó el final de nuestra estancia en las cumbres de la Gaulanitis. Esa noche, cercano el lunes, 17 de septiembre, antes de retirarnos a descansar, Jesús de Nazaret dio una última orden: -Preparaos. Mañana partiremos. La hora del Hijo del Hombre está próxima.

Y así fue. Su hora -la de su vida pública- se acercaba. Y estos exploradores fueron testigos de excepción.
Sí, la aventura acababa de empezar.

Él siempre delante, con la colmena oscilando en la mano izquierda y cubierto con el talith de pelo humano. No me atreví a preguntar. 

Y el sol, de pronto, se ocultó tras una nube. Fue como un presagio. 

Jaiá, la Viviente, me lo había advertido: "Corres peligro". Supongo que ganó la curiosidad. "¡No vayas!... ¡Tuve un sueño!... ¡No vayas!" 

Jaiá acertó.

¿Quién era? ¿Qué hacía allí? ¿De dónde había salido? ¿Por qué en esos dramáticos momentos? 

Miré a mi alrededor. Nadie parecía haberse dado cuenta de su presencia. todavía. Todos estaban hipnotizados por el diabólico árabe. 

Jesús se hallaba muy cerca. Casi a un paso. Detrás, el capataz.

El inicio de la Vida publica de Jesús después de su Bautismo por Yehohanan, y de sus semanas de meditación (no en el desierto como dicen la biblia) en el "poblado" de Beit Ids.


¿Quien seria el destinatario de aquella increíble y fascinante aventura con el Hombre-Dios?

Lo deje en manos del Destino. El sabe. Al ultimar los diarios, en la casa de Marcos, escribí: ¿Que me reserva el Destino?, ¿Debo aceptar la oferta del general Haig?, ¿Debo participar en "Rayo negro"? Y lo mas importante: intuyo el contenido del "DR" pero ardo en deseos de leer ese diario. Sé que viviré lo no vivido.






 Tipo: Libro
Autor: J. J. Benitez
Género: Ciencia ficción
Fecha de publicación: 1984 - 2013


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Algunos dicen que es mitad hombre y mitad conejo, otros dicen que es producto de la imaginación de un sociópata. De cualquier manera, sea lo que sea, no es más que un simple bastardo lagomorfiano. Google

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